Autor: Juremos Ser Felices

  • Volver al amor

    Volver al amor

    El amor primordial es el corazón de una vida que se realiza en la felicidad. Por tanto, debería ser el motor de todas las búsquedas, y el origen de nuestras grandes obras humanas. Es el amor la vocación natural de quienes han alcanzado el estado de gracia. Si en nuestro corazón pudiera habitar esta maravillosa dimensión del amor podría ser más fácil el amor particular a nuestra familia, amigos y pareja. Pero el ego y el apego nos hacen experimentar al otro como una cosa que es propia, y la dimensión amplia y trascendental del amor se nubla en conductas que no dejan crecer a los otros ni a nosotros mismos. Para amar a plenitud debe extirparse el ego de nuestros corazones.

    El ego separa, aleja, y hace aparecer la discordia. El apego asfixia, no deja crecer y hace germinar el resentimiento. El amor significa la renuncia al nuestro ego y apego para perseguir la felicidad. Pablo de Tarso, el apóstol de Jesús, nos lo recuerda:

    «El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.»

  • Las auténticas pasiones

    Las auténticas pasiones

    La palabra necesidad se define como el impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido. Las necesidades son las fuerzas primordiales que nos mueven a desear objetos y actividades. Sin embargo, entre estas fuerzas existen unas de mayor jerarquía: las pasiones, que son los impulsos más esenciales que mueven a las personas. Las pasiones son las primordiales fuerzas irresistibles que nos atraen y que debemos reconocer en nuestro ser como los profundos hilos invisibles del alma.

    Si podemos descubrir nuestras auténticas pasiones, habremos develado los mil rostros que puede adoptar el deseo y podremos ser fieles a nosotros mismos, porque en nuestras auténticas pasiones se encuentra la fuente original que determina el sentido de nuestras búsquedas y que nos exhorta diariamente a seguir el camino de nuestros sueños, aunque desoigamos su llamado.

    Son las pasiones la raíz de nuestros impulsos, movimientos y fines esenciales, el misterioso motor de los más importantes deseos. Y si nuestro fin esencial en la vida es la conquista de la felicidad, en nuestras auténticas pasiones está el origen de esa felicidad que todos aspiramos conquistar.

  • Tus hijos

    Tus hijos

    El poeta Khalil Gibran nos dejó este legado sobre los hijos:

    Tus hijos no son tus hijos,
    son hijos e hijas de la vida
    deseosa de sí misma.

    No vienen de ti, sino a través de ti,
    y aunque estén contigo,
    no te pertenecen.

    Puedes darles tu amor,
    pero no tus pensamientos, pues,
    ellos tienen sus propios pensamientos.

    Puedes abrigar sus cuerpos,
    pero no sus almas, porque ellas
    viven en la casa de mañana,
    que no puedes visitar,
    ni siquiera en sueños.

    Puedes esforzarte en ser como ellos,
    pero no procures hacerlos
    semejantes a ti
    porque la vida no retrocede
    ni se detiene en el ayer.

    Tú eres el arco del cual tus hijos,
    como flechas vivas son lanzados.

    Deja que la inclinación,
    en tu mano de arquero
    sea para la felicidad.

    Pues aunque él ama
    la flecha que vuela,
    Ama de igual modo al arco estable.