¿Qué agita a nuestros deseos?

Cuando deseamos, lo hacemos porque experimentamos la carencia de algo que no se tiene, una sensación de que estamos incompletos y que nos impulsa a reparar esa carencia. Por esto la vocación natural de nuestros deseos siempre es la de satisfacer necesidades o carencias. Cuando un niño desea comer previamente ha experimentado la necesidad de nutrirse. Esta necesidad lo lleva a desear y por tanto a manifestar su deseo llorando y pataleando. El proceso ocurre porque las necesidades hacen agitara nuestros deseos hacia objetos con los cuales se pretende superar la carencia. Estos objetos de deseo que perseguimos en la vida siempre contienen una promesa de satisfacción y placer, y por tanto de felicidad. El deseo siempre pretende satisfacer una necesidad, y esto nos hace sentir felices.


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