Categoría: Mensaje Diario

  • George Eliot o Mary Ann Evans

    Un 22 de diciembre de 1880, en Londres fallecería George Eliot, seudónimo utilizado por la escritora británica Mary Anne Evans.

    Nació en 1819 en el seno de una sociedad en que las escritoras creaban prosa y poesía romántica para mujeres, pero Mary Anne Evans, en contravía de esa costumbre de época, decidió seguir su llamado interior para escribir en el marco del realismo psicológico y social, lo que le llevó a elegir como seudónimo un nombre masculino.

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    En 1858, Charles Dickens le hizo saber a la escritora que sospechaba que el autor de los escritos de Eliot, no fueran los de un hombre, puesto que “… creía que ningún hombre ha tenido hasta ahora el arte de hacerse a sí mismo, mentalmente, tan como una mujer, desde el inicio del tiempo….”

    Una frase célebre de Eliot, fue la siguiente:

    “Hay muchas personas que adquieren la costumbre de ser infelices.”

    La felicidad es una experiencia personal, que sólo se adquiere mediante ciertos hábitos, el primero de ellos el de vivir conforme a nuestros auténticos deseos. Es un hábito que requiere valentía para enfrentar las tendencias de la época en que se vive, tal como ocurrió con Mary Anne Evans.

  • El solsticio de invierno.

    El 21 de diciembre es el día del solsticio de invierno, o del sol quieto, con la noche más larga y el día más corto del año. Desde hoy los días son más duraderos, lo que ha significado para las diferentes culturas de la humanidad el día del triunfo de la luz, celebrándose con rituales y hogueras desde los tiempos pre romanos.

    La Iglesia Católica, ante el antiguo paganismo de la festividad del solsticio de invierno, que se denominaba sol invictus, decidió fijar en la fecha del 25 de diciembre el nacimiento de Jesús, que simboliza el renacer de la luz y la esperanza para el mundo.
    Los pueblos indígenas andinos celebran el Inty Raimi,o Fiesta del Sol, desde los tiempos prehispánicos, y han mantenido esta celebración a pesar de la prohibición impuesta en 1572 por el virrey español Francisco Álvarez de Toledo.

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    El Maharishi Maesh Yogui, gurú religioso de la India,  logró en el siglo XX difundir en occidente la técnica de la meditación trascendental, por la cual el participante sigue en su mente un sonido o mantra, durante 20 minutos  en la mañana y en la tarde, alcanzando niveles de relajación profundos, que han sido objeto de estudios y publicaciones científicas. Este pensamiento considera que en el momento más profundo de la meditación, la mente despliega su potencial de una consciencia limitada, a una consciencia trascendental, la consciencia de unidad con el todo, donde todas las posibilidades están disponibles para la consciencia de manera natural. Si introducimos un deseo en ese momento profundo, este deseo tenderá a cumplirse. El día del solsticio de invierno se considera ideal para esbozar los deseos que deberán cumplirse en el siguiente año.

    Ante la incesante seducción de la sociedad de consumo  y sus artificiales objetos de deseo, es muy importante que nuestros deseos sean acordes a nuestras auténticas necesidades. El deseo es la raíz de la actividad y felicidad humana. Por eso la primera clave de la felicidad es saber qué desear.

  • Día Internacional del Migrante

    Día Internacional del Migrante[1].
    El migrante es un portador valiente de dignidad inspirado a lograr los sueños de felicidad y futuro para los suyos. Un luchador que no se deja vencer por el pesimismo, y emprende un viaje a otra comunidad, teniendo en su corazón los recuerdos de quienes se separa.
    La historia de la humanidad ha tenido y tiene como eje a las migraciones. Son testigos de ello las migraciones de la prehistoria que permitieron la expansión de la humanidad originaria, las rutas  tribales desde el África hacia Asia hace 70.000 años, la expansión del islam y del imperio bizantino en la edad media, y las migraciones europeas por causa del descubrimiento de América.
    La migración permite desarrollar a las naciones por los lazos de interculturalidad que amplían su visión y sus costumbres.  La migración europea a Norteamérica, desde comienzos del siglo XIX y durante casi un siglo y medio, formó la gran nación que es hoy. El fenómeno migratorio también pone a prueba la tolerancia de las sociedades a la diversidad, la flexibilidad social, y a la solidaridad, pues en muchas ocasiones el migrante ha padecido la desigualdad y la exclusión en su lugar de origen. La migración nos recuerda que la humanidad es una gran familia, la cuenca natural de la felicidad.  

  • Edith Piaf, El Ruiseñor de París.

    La vida de la cantante, compositora y actriz Edith Guiovanna Gassion, conocida como Edith Piaf, fue un emblema de la solidaridad y la bondad, aún en medio de la tragedia personal.
    El 19 de diciembre de 1915 nacería Edith Piaf, en una calle de París, puesto que su madre, de profesión cantante ambulante, tuvo que atender su propio parto en soledad, a causa de la pobreza y el reciente abandono del padre de Edith, un acróbata de circo.
    Edith era alimentada con vino, en vez de leche, por su abuela materna, pues ésta tenía la creencia que el vino mataba las bacterias. Posteriormente vivió con su abuela paterna en una casa de prostitución, y finalmente fue llevada por su padre a una vida callejera como artista ambulante.
    A los catorce años, se separó de su padre e inició su propio camino, en la Place Pigalle, interpretando «Elle fréquentait la Rue Pigalle. Dos dos años después se enamoró del joven Louis Dupont, con quien tuvo su única hija, Marcelle, quien fallecería a los dos años de edad, víctima de meningitis.

    A pesar de las circunstancias difíciles de su niñez, Edith Piaf se elevó en el corazón de la humanidad a causa de su bondad y solidaridad, expresiones del hábito de ayudar a los demás, y al ejercicio de sus extraordinarios talentos, en la composición musical, el canto, y posteriormente la actuación.
    Iniciado el camino del éxito, se solidarizó con la resistencia francesa durante la ocupación de los nazis, interpretando canciones retadoras del régimen, como Tu es partout, que inspiraban a la rebeldía al pueblo francés, y ayudando a escapar a los artistas judíos que perseguía el Fhurer. Finalizada la guerra, en 1945, escribió la letra de La vie en rose, su canción más célebre.
    También fueron beneficiarios de su bondad, Charles Aznavour, su chofer y secretario, Yves Montad, y George Moustaki, a quienes apoyó e impulsó,  convirtiéndolos en íconos de la canción francesa.
    Sus amores resultaron trágicos: quienes no la abandonaban, fallecían en accidentes. La canción Hymne à l’amour , fue compuesta en dedicatoria a quien más amó, el boxeador francés de origen argelinoMarcel Cerdan, quien fallecería en 1948 en un accidente de aviación.
    Pero Edith Piaf, había nacido para cantar, y realizó giras musicales, que resonaron en los Music Hall, en Francia en los años 50, y posteriormente en Estados Unidos en el Carnegie Hall de Nueva York. Su ánimo incansable de solidaridad la llevó a emprender una campaña de apoyo al mítico Olimpya de París, al que salvó de la quiebra.

    El 10 de octubre de 1963, el ruiseñor de París dejaría de cantar, víctima de un cáncer hepático, en Plascassier. A su cortejo fúnebre, se dice, acudió medio París.  Jean Cocteau, cineasta francés y su confidente eterno,  al enterarse de la muerte de la Piaf, y próximo él mismo a morir, escribió….»El barco se acaba de hundir. Este es mi último día en esta tierra.» Y añadió:»Nunca he conocido un ser más desprendido de su alma. Ella no entregaba su alma, ella la regalaba, ella tiraba oro por las ventanas”
    Edith Piaf nos recuerda que se puede perseguir la felicidad, mediante el ejercicio desinteresado de los talentos, y la ayuda a los demás, con bondad y solidaridad. No importa como nacemos en la tierra, sino como vivimos en el amor.