Categoría: Esquelas

  • La Esperanza

    “Tú tienes poderes que nunca soñaste tener.
    Puedes hacer cosas que nunca pensaste que podrías hacer.
    Excepto las limitaciones que hay dentro de tu mente acerca de lo que tú no puedes hacer. 

    No pienses que no puedes. Piensa que tú puedes.»

    David Kingsley.

    ¿Tienes certeza de futuro? ¿Sabes que vas a ganar? Si es así significa que tienes esperanza, que tienes tanta fe en tí mismo que sabes que la grandeza del mañana es cuestión de actuar hoy y saber esperar. 

    Cuando se tiene esperanza las palabras crisis,  recesión, estancamiento son sólo expresiones que podemos alejar con nuestros actos que provienen de nuestra fe en nosotros mismos, y que nos hacen sentirnos grandes hoy para ser grandes mañana.

    Pero esa grandeza que día a día construimos con pequeños actos, se alimenta de tiempo y perseverancia. 

    Robert H. Lauer lo recuerda. “Nada que valga la pena ocurre rápido y fácilmente. Tú lograrás sólo lo que estás determinado a lograr y perseverar en ello hasta que lo has logrado”.

    Felices quienes tienen esperanza y avanzan con fe en la dirección de sus sueños. Ellos se convertirán un día en héroes de su propia historia y merecerán el gran premio: Una vida bien vivida. 

  • La Comprensión

    Queremos ser entendidos, escuchados, que la gente nos comprenda para así ser más felices. Pero ¿damos nosotros comprensión a los demás? Escuchamos adecuadamente? Entendemos adecuadamente a los otros? Y en el fondo, qué es comprender?.

    La necesidad de entendimiento es una de las más importantes para sobrevivir. Su satisfacción nos abre caminos al conocimiento pleno de la realidad de una persona o del mundo. Cuando entendemos a fondo una realidad nos liberamos porque sabemos con exactitud qué podemos esperar de ella para crecer sin dañarnos. Así, cuando comprendemos el porqué una persona se comporta de tal o cual manera con nosotros, dejaremos las expectativas exageradas que nos hayamos podido hacer con ellas: asumiremos su realidad tal como es. No sufriremos sólo porque esa persona no cumpla con nuestros deseos.

    Cuenta una fábula de Anthony de Mello que un escorpión necesitaba cruzar el río y para lograrlo le pidió a una rana que le hiciera el favor de permitirle posarse en ella mientras atravesaba el río. La rana le replicó diciendo que si lo hacía, el escorpión le inocularía el veneno y moriría en el instante. El escorpión le explicó que no podría hacer eso porque si la rana moría al atravesar el río, él también moriría en el acto porque se ahogaría. A la rana le pareció esto muy razonable y decidió hacerle el favor al escorpión. Cuando atravesaban el río, justo a la mitad de la corriente, el escorpión comenzó a inocular el veneno a la rana, a lo que ella le pregunto: ¿Por qué lo haces, no ves que moriremos los dos?. El escorpión respondió: lo siento, no lo puedo resistir, es mi naturaleza hacerlo.

    Por no situarnos en el lugar del otro y no hacer el esfuerzo de conocer su historia personal,  noes difícil entender y asumir la realidad presente. Si no damos compresión es muy probable que no nos comprendan a nosotros y por tanto que no nos entiendan de verdad. Comprender es una llave para esperar lo justo de una persona y así no causarnos el dolor de las decepciones que originan nuestras expectativas exageradas. Si aprendemos a comprender al otro lograremos ser felices porque entenderemos, sin apego, su verdadera realidad de ser una persona puesta en nuestro camino para hacer un nuevo aprendizaje. 

  • La Constancia

    Julio César Arbeláez, un amigo caleño especialista en psicoanálisis, dice que la vida tiene tres claves. La primera, que nacimos para ser felices. La segunda, que el camino tiene obstáculos. La tercera, que debemos saber esperar.

     Cuántas personas creyeron, por hacer caso a la multitud, que eran unos patitos feos cuando realmente eran preciosos cisnes y por eso dejaron de creer en sí mismos y abandonaron sus sueños? Cuantas veces le dijeron a Thomas Alba Edinson que nunca podría inventar la bombilla eléctrica? Cuántos obstáculos tuvo que enfrentar Einstein para que la comunidad científica cesara su excepticismo y aceptara la teoría de la relatividad? La historia de la grandeza con frecuencia se acompaña de muchas historias de incomprensión.

    Ser consistente es mantener el barco en dirección al puerto de llegada, sin permitir que la tempestad lo desvíe ni que gane el desaliento.

    Marco Aurelio sentenció: 

    “Un hombre debe estar reforzado y apoyado desde dentro, o su templo caerá y se convertirá en polvo”

    Por eso debemos mantener la perspectiva en los momentos aciagos, repasar con muchísima frecuencia nuestros objetivos y creer en nuestra voz interior. Las respuestas están adentro, no afuera.

    Levántate contra el “que diran” el “que oso” o el “usted no es capaz”. Tienes derecho a conquistar tu sueño, entonces aliméntalo y protégelo.

    Woodrow Wilson nos enseña:

    “Nosotros crecemos por nuestros sueños.

    Todos los grandes hombres son soñadores.

    Ellos ven las cosas en la placidez de un día de primavera  o en el fuego rojo de un largo atardecer en invierno.

    Algunos dejamos morir estos grandes sueños, pero otros los alimentan y protegen, cuidan de ellos a través de los días malos hasta que los traen hacia el sol que viene siempre para aquellos que sinceramente esperan que sus sueños se hagan realidad”.

     Que no puedes? ¡Bah!

  • La Generosidad

    En el santuario de Monserrate escuché a un sacerdote unas palabras bellísimas que inspiraron este escrito. Dijo el sacerdote:

    “El más importante no es el que más tiene, ni quien más alto cargo ocupa, ni el más famoso. El más importante es quien más sirve, quien más da, quien más ama”.

    Frecuentemente pensamos que si damos perderemos algo. Estamos muy apegados a lo que creemos tener y olvidamos que es la vida la que nos tiene a nosotros. Por eso al final del viaje no nos llevamos nada; en cambio queda en los que sobreviven lo que les hemos dado, y así en ellos, en sus corazones, continuaremos viviendo.

    La naturaleza misma es dadora, circulante. Basta observar el proceso de fotosíntesis o de circulación del agua para entender eso. Sin embargo, los seres humanos con nuestra conciencia de pobreza, de carencia, nos hemos convertido en retenedores y no en dadores. En vez de preguntarnos “en qué podemos ayudar”, nos preguntamos continuamente “que puedo yo ganar”.

    Existe otra conciencia, la de abundancia, que nos hace sabernos plenos de dones de talentos para ejercerlos dando de sus frutos a los demás. Una conciencia que nos enseña a pensar creativamente sobre lo que necesita el mundo para dárselo y no sobre lo que puede darnos el mundo a nosotros. Hace cincuenta años Japón, destruido por la guerra, pensó creativamente y descubrió que el mundo necesitaría tecnología. Japón ejerció sus talentos ofreciendo entonces tecnología y es significativo que hoy sea una superpotencia económica, y que en Tokio se radiquen los siete bancos más grandes del mundo.